Un maestro, por contrato en Hidalgo, percibe un salario de 4,087 pesos mensuales; a un profesor o instructor de Conafe, el gobierno le paga 3,877 pesos al mes; un Siervo de la Nación, los de tierra, ganan en promedio 12,600 mensuales, y los que están atrás del escritorio o de “pedigrí” entre los 77 mil 800 hasta los 82 mil por mes.
De acuerdo con un reportaje de EMEEQUIS, a los Siervos de la Nación se les destinan: “3 mil 259 millones en nómina, 50 solo en “gastos de representación”; se trata de una cantidad equivalente al 50% de todo el dinero asignado a los partidos políticos con registro federal en 2018, y apenas 50 millones abajo del presupuesto asignado a todos los partidos políticos para gastos de campaña en 2024”.
Comparable, también, a todo el presupuesto anual de la Universidad Autónoma Chapingo.
Los “Servidores o Siervos de la Nación” han arrancado el año electoral con 20 mil reclutas distribuidos en todo el país, alrededor de 600 en Hidalgo.
Aunque su cantidad ha variado de acuerdo a las necesidades y apremios electorales de Morena: “Para 2020, el número total fue de 21 mil 768 destacados en todo el país.
Pero fue en 2021, año en que se verificaron las elecciones intermedias en las que se renovó la Cámara de Diputados federal y 15 gubernaturas, cuando los Siervos alcanzaron su segunda composición más alta, con 23 mil 200 integrantes”. Al mes, actualmente se les está destinando del erario 271 millones 614 mil 695 pesos.
Como lo afirman el mismo reportaje y miles de ciudadanos, la mayoría si no es que todos, a quienes este gobierno de la 4T llama Siervos o Servidores de la Nación son, en los hechos, activistas de Morena, pagados con recursos públicos que, además de empadronar a ciertos mexicanos en sus programas sociales, promueven a Morena y el voto, es decir, como se ha denunciado por diversos personajes y partidos políticos, funcionan como estructura territorial electoral al servicio de Morena.
Otro sector beneficiado por Morena, que está en edad de votar, son los jóvenes que reciben beca para que, según esto, se les enseñe un oficio; a estos que el gobierno de López Obrador llama “jóvenes construyendo el futuro” reciben una beca o un pago por 5,250 pesos al mes. O sea, reciben más que un instructor de Conafe que se tiene que remontar a las comunidades más apartada para enseñar a leer y escribir a niños de dichas poblaciones y les pagan más que a un maestro de contrato.
Son miles de maestros por contrato en todo el país que, además del salario miserable que reciben, no tienen ninguna prestación laboral: no tienen derecho a la salud, a prima vacacional, a créditos, etc. Es decir, es de los sectores de trabajadores que se encuentran en la mayor indefensión, y son empleados del Estado, esa institución suprema, encargada de garantizar que no se violen los derechos humanos ni de los trabajadores.
Se supone que quienes tienen una responsabilidad mayor “para construir el futuro” son los maestros, porque son los que, desde las aulas están a cargo de enseñar a niños y jóvenes las ciencias y las herramientas de la tecnología, o sea, de preparar a los futuros profesionistas que requiere el país; si es sí, entonces ¿por qué se les maltrata y discrimina de esa manera?
Peor situación han tenido que vivir los profesores del Bachillerato “Coronel Nicolás Romero”, en Pachuca, quienes en un acto vil y represivo del gobierno que encabezó Omar Fayad, tienen ya cerca de cuatro años sin recibir su salario; fue la política que les aplicó el Estado por atreverse a solicitar mejores condiciones para los estudiantes y mejores salarios para los profesores.
Desgraciadamente la misma política ha seguido la actual administración, sin atreverse a reparar tamaña injusticia: el señor Secretario de Educación en el estado, Natividad Castrejón, ni siquiera se ha dignado recibirlos.
Todos los funcionarios deberían pensar y actuar como en su momento lo hizo Pancho Villa, el caudillo de la Revolución Mexicana: “He logrado que los alumnos y profesores estén contentos en Canutillo: a los chamacos, proporcionándoles todo lo necesario para que se instruyan; a los maestros, respetándolos como yo los respeto y pagándoles con puntualidad. Yo prefiero primero a un maestro y después a un general”. Cuando Villa fue gobernador provisional de Chihuahua, de noviembre de 1913 a enero de 1914, mandó construir 40 escuelas en sólo 30 días. El líder revolucionario siempre consideró que la educación era una de las mejores armas para sacar de la miseria a los pobres: “La incultura (decía) es una de las desgracias más grandes de mi raza…
La educación de los hijos de mi raza es algo que no debe pasar inadvertido para los gobernantes y los ciudadanos. Nunca al problema educativo se le ha dado la atención necesaria”. Para Francisco Villa (Doroteo Arango) era una prioridad que la juventud mexicana tuviera educación a como diera lugar.
En conclusión: en este gobierno de la 4T, para pagar maestros para educar a niños y jóvenes no hay recursos y, tampoco, para obras de agua potable, drenaje, pavimentación, etc., pero para pagarles con el presupuesto público, del pueblo, a los trabajadores de Morena o para comprar votos hasta sobra.
Editor general, reportero