Por: Guadalupe Orona Urías
Uno de los graves problemas que estamos padeciendo los mexicanos es la fuerte ola de calor que azota prácticamente a todo el territorio nacional, agudizándose en algunas zonas del país, donde las temperaturas son extremas, sobre todo en los estados del norte; esta ola de calor se ve agravada por la falta de agua, aun en aquellas comunidades y colonias que cuentan con un sistema de agua potable, pero donde simplemente las tuberías están secas.
Es de uso común en el lenguaje cotidiano de todos nosotros decir que, “debemos cuidar el agua”, y es cierto, debemos cuidarla; pero esta frase que se ha vuelto común, sobre todo en los funcionarios de los tres niveles de gobierno, no la aplican o, mejor dicho, no la hacen valer en las grandes mansiones y en la gran industria. Como tampoco se hace valer el derecho de todo mexicano al acceso al agua
potable.
En Hidalgo, uno de los estados con mayor subdesarrollo y marginación, más de 300 mil hidalguenses no pueden gozar del preciado líquido en sus casas; tenemos municipios, con comunidades que supuestamente cuentan con dicho servicio, pero el agua llega a los domicilios, como en el caso de Nopala, cada quince días y por una o dos horas, o regiones como la Otomí-Tepehua y la Huasteca, donde decenas de comunidades viven sin agua potable en medio de ríos y manantiales; la sierra hidalguense y la región Huasteca están colmadas de cuerpos hídricos, pero a pesar de ello en innumerables comunidades se sigue usando cubetas para acarrear el agua, pues no hay infraestructura para hacer llegar el vital líquido, y, algunas localidades que cuentan con el sistema de abastecimiento, enfrentan serias dificultades, ya que no se da mantenimiento a la infraestructura. Es decir, “se puede vivir en una zona abundante en fuentes naturales de agua y aun así no poder acceder fácilmente a ella”.
La carencia del vital líquido se ha acentuado en la mayoría del territorio hidalguense, pero en los municipios con un alto rezago social, es mayor. E igualmente en colonias populares de la capital hidalguense y su zona conurbada, así como en Zacualtipán, en donde sus pobladores padecen por la falta de agua, a pesar de que desde hace ya casi cuatro años, el presidente Andrés Manuel López Obrador les prometió resolver el problema cuando se rifara o vendiera el avión presidencial.
Pero la falta de agua, la sequía y la intensa ola de calor también afectan al campo hidalguense, y, sobre todo, a los campesinos y a los pequeños productores: de acuerdo con la Conagua, las presas en Hidalgo mantienen bajos niveles, llegando apenas a un 40.8 por ciento en promedio de su capacidad. Y, en el mes de junio, el porcentaje en el nivel de los embalses disminuyó en 9.7 por ciento; las presas ubicadas en la región Tula y Valle del Mezquital presentan menos de la mitad de su capacidad; algunas como la presa “Madero”, en el municipio de Huichapan, o la “Requena”, en Tepeji del Río, están prácticamente secas, con menos del 7 por ciento.
“En comunidades de los municipios de Nopala y Huichapan han pasado dos años sin que llegue la lluvia, el año pasado, se perdieron entre 170 mil y 190 mil hectáreas de cultivo en todo el Valle del Mezquital; para este año, el panorama no es nada alentador, los campesinos que se aventuraron a sembrar sus tierras ven ya como sus cultivos se van perdiendo”. De acuerdo con la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), en el ámbito nacional, Hidalgo es el séptimo estado de la república con mayor estrés hídrico, el cual se mide en una escala del 0 al 5 y el estado marca una calificación de 4.63.
Pero como he señalado en otras ocasiones, en lugar de atender las causas de fondo de la falta de agua, del aumento de la temperatura en el planeta, los gobernantes cumplen la función para la que fueron elegidos: representar los intereses del gran capital y facilitar a este todas las condiciones para obtener la máxima ganancia, aun a costa de la vida de sus gobernados. Dos ejemplos para documentar mi afirmación: se da prioridad a surtir de agua al nuevo aeropuerto Felipe Ángeles, y a cambio se dejan colonias completas de Pachuca y su zona conurbada sin el servicio; recordemos que en su momento se dijo, con motivo de la inauguración del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) que, “Hidalgo enviaría cerca de 3 mil litros de agua por segundo al AIFA y que el proyecto de construcción consideraba que 14 municipios hidalguenses compartirán el líquido con el nuevo aeropuerto”(El Sol de Hidalgo, 7 de marzo de 2022).
También en otras ocasiones he tenido la oportunidad de señalar acciones que, más que contrarrestar los efectos de la escasez de agua, contribuyen a agravarlos; por ejemplo, la construcción de la Cervecería Modelo en Apan, que consume miles de litros de agua en detrimento de la población del altiplano hidalguense; recordemos que:
En 2017, en la administración del gobernador promorenista, Omar Fayad, inicia la construcción de la planta de la Cervecería Modelo con una capacidad original de producción de 12 millones de hectolitros (el equivalente a 3 mil 350 millones de botellas) e inicia operaciones en 2019, ya en el gobierno de López Obrador. Pero como lo advirtieron destacados académicos en su momento, está provocando serios problemas de escasez de agua en la región. De acuerdo con lo dicho por los propios directivos de grupo Modelo, se pretende convertir a la planta en la segunda más grande del mundo por volumen de producción, con la posibilidad de alcanzar hasta los 24 millones de hectolitros, lo que equivale a producir 19 millones de cervezas en un día o llenar una alberca olímpica en una hora.
Importa señalar que, de acuerdo con datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), se requieren 75 litros de agua para la elaboración de un vaso de cerveza de 250 mililitros, lo que se traduce en 300 litros de agua para producir un litro de cerveza. En su momento, quien fuera secretario de Desarrollo Económico del Gobierno de Hidalgo, José Luis Romo Cruz, detalló que el vital líquido que la empresa requerirá lo obtendrá del Acuífero de Apan, que dota del servicio de agua a los municipios de Apan, Almoloya, Tepeapulco, Emiliano Zapata y Tlanalapa. El funcionario especificó, además, que, para la operación de la Cervecería Modelo del Centro serán extraídos 6.3 millones de metros cúbicos de agua subterránea cada año.
Y si la situación era ya grave, ahora, con la ola de calor, se vuelve mortal, pues en la entidad se han registrado temperaturas superiores a los 45 grados centígrados y con las altas temperaturas, la sequía arrecia. Así que la pregunta es obligada y quizás, por lo dicho anteriormente, la respuesta es obvia, ¿por qué sí hay agua para la planta cervecera y el aeropuerto y no para la población que vive en la periferia de las ciudades y en cientos de comunidades rurales?
Editor general, reportero