Por: Guadalupe Orona Urías
Cuando ya ha contado miles de mentiras o echado mano de falacias y calumnias, o cuando mejor está, contando verdades a medias, y cuando ya no encuentra con qué entretener a su público, pues algo debe de “informar” en cada mañanera, y a falta de resultados, el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, obviamente, como lo ha hecho en sus ya más de cuatro años de gobierno, alguna nueva ocurrencia o calumnia o ataque a sus adversarios políticos debe lanzar. La novedad de esta semana, es la declaración que hizo en su mañanera del día 22 de los corrientes: “[…] se tomó la decisión de la Secretaría de la Defensa de bombardear, aquí en el Valle de México, nubes para provocar lluvia”.
Al respecto, considero que mínimamente habría que contemplar la opinión de los expertos, que al parecer no considera López Obrador, como ha sido su unipersonal y arbitraria forma de gobernar. Cito una nota del País de septiembre del 2021, haciendo referencia a este procedimiento (bombardear nubes para hacer llover) que realizó el gobierno mexicano en los estados de Chihuahua, Sonora, Sinaloa y Coahuila, ese año, donde señala que: “El Gobierno mexicano retoma la estimulación artificial de
las precipitaciones y afirma que se ha logrado aumentar en un 40% el agua prevista.
La ciencia no lo avala”. Es decir, los científicos no están convencidos de que sea el mejor mecanismo para obtener agua ni que se haya logrado ese porcentaje, aunque saben y reconocen que el yoduro de plata inyectado en las nubes funciona como agente nucleante y estimula la precipitación; pero la misma nota nos informa que: “La gota fría la ponen expertos como Fernando García, Físico de las Nubes.
¿Cuánto de verdad hay en todo esto de hacer llorar al cielo? “Buena parte es verdad y buena parte son solo buenos deseos”. El científico, agrega: “La ciencia básica, es decir, que el yoduro de plata, con sustancias añadidas, ayuda a convertir en líquido el vapor de agua es una verdad científica. El experimento funciona, pero no sabemos qué va a salir de él porque no tenemos conocimientos suficientes sobre los procesos de desarrollo de las nubes; la variabilidad natural es enorme, cercana al 30%, es decir, que de forma natural nubes idénticas pueden precipitar o no, por tanto, no podemos determinar que eso se deba al sembrado artificial. Además, hay que andarse con mucho ojo, porque pasarse con el sembrado puede ocasionar efectos indeseables”[…] “No hay ningún resultado enteramente confiable. El mismo científico afirma que:“Nadie conoce su eficiencia”. Y añade, en relación a la acción realizada en 2021: “Lo que está haciendo el Ejército es un acto de buena voluntad y ya se sabe que de buena voluntad está empedrado el camino del infierno”.
Además, al presidente le convendría conocer algunos datos de la CDMX para tomar las mejores decisiones o si los conoce, no ignorarlos, pues como bien lo señala el Dr. Abel Pérez Zamorano (Revista Buzos, julio 2022):“Problema crónico, y que el gobierno en turno tampoco ha atendido, es la obsolescencia de la infraestructura hidráulica. Específicamente, por el deterioro de redes “En el Valle de México se desperdicia aproximadamente la mitad del agua” (ONU, CNN, 12 de octubre de 2021).
“El Sistema de Aguas de la Ciudad de México ha reportado que en la capital del país se desperdicia más del 40% del suministro de agua a causa de las fugas […] la Gaceta UNAM informó que se pierden 21 mil litros por segundo de cada 63 mil que llegan al Valle de México por falta de mantenimiento e infraestructura defectuosa” (BBVA, 18 de marzo de 2022).
El problema del agua, su escasez, tiene muchas vertientes, pero las causas profundas tampoco las desconocen los científicos, ni los propios gobernantes, aunque a veces se usen eufemismos para justificar ante pueblos y colonias no dotarlos del vital líquido, a pesar de ser un derecho internacional. No podemos ignorar dentro de los fenómenos causantes de la sequía el cambio climático, la deforestación y la contaminación de los mantos acuíferos, de ríos, lagos y presas (Más del 70% de los
ríos, lagos y presas tienen algún grado de contaminación). Pero la escasez en miles de hogares también se debe, y principalmente, a la falta de inversión pública para dotarlos de tan elemental servicio; a su apropiación por las grandes industrias, por los grandes capitales, y al gran deterioro por falta de mantenimiento e inversión gubernamental en la infraestructura hidráulica, y a su uso como una mercancía más, pues actualmente, como las autopistas, se está concesionando la construcción de
sistemas de agua potable y la perforación de pozos a empresas privadas, llevando casi a niveles impagables el servicio esencial para la vida humana en muchos hogares.
Un último dato, dado a conocer por la UNESCO, en nombre de ONU-Agua, en su última edición del Informe de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos en el Mundo, titulada “Aguas subterráneas”, que conviene que conozcamos, dicho organismo nos comunica que: “Las aguas subterráneas representan el 99% del agua dulce líquida de la Tierra. Sin embargo, este recurso natural es a menudo mal comprendido y, en consecuencia, infravalorado, mal gestionado e incluso abusado […]
el enorme potencial de las aguas subterráneas y la necesidad de gestionarlas de forma sostenible no pueden seguir siendo ignorados […] (es necesario) desarrollar políticas adecuadas y eficaces de gestión y gobernanza de las aguas subterráneas con el fin de hacer frente a las crisis actuales y futuras del agua en todo el mundo. Las aguas subterráneas proporcionan actualmente la mitad del volumen de agua extraída para uso doméstico por la población mundial.”(21 de Marzo de 2022).
¿Estarán dispuestos los gobiernos neoliberales del mundo, y de México, realmente a hacer frente y resolver el problema del agua? Lo más seguro es que continuarán con su política de privatizarla y buscar soluciones de relumbrón o efímeras, como la de bombardear las nubes, para hacer política electoral. Pero no olvidemos, el agua es un derecho humano internacional y debemos defenderlo.
Editor general, reportero