Guadalupe Orona Urías
Desde antes de que asumiera la presidencia de Estados Unidos en su segundo mandato, Donald Trump inició una serie de pronunciamientos y declaraciones que reflejaban ya, claramente, sus intenciones e intereses de apropiación e intervención en nuestro país.
Quiere, como lo hemos dicho en otras ocasiones, a México, pero sin mexicanos; quiere su territorio y sus riquezas naturales, que son muchas con las que cuenta nuestro país.
Además, obviamente, tiene dentro de sus ejes fundamentales recuperar el poder y la hegemonía mundial que durante décadas ha detentado, sobre todo después de la Segunda Guerra Mundial; poder que ha venido a menos ante el surgimiento de un bloque de países del llamado Sur global, encabezado por Rusia y China, y porque su país se ha tornado improductivo: “La llamada desindustrialización” de Estados Unidos, que, buscando la máxima ganancia, perdió su capacidad productiva, reteniendo solo la palanca financiera, sus dólares, bolsas de valores y fondos de inversión, estructuras económicas parasitarias que más que producir succionan riqueza.
En esta estrategia globalizada inmediatista, los capitalistas priorizaron el valor de las acciones sobre la producción real. Pero la riqueza, como dice Marx, es el cúmulo de mercancías producidas, y en consecuencia debemos aceptar que Estados Unidos produce menos riqueza, y debe adquirirla en el exterior crecientemente (APZ, Buzos de la Noticia).
Y quiere recuperarse económicamente a través de la imposición de aranceles a casi todos los países del mundo, a tirios y troyanos, y de la industria de la guerra, el comercio armamentista, de la ocupación de territorios extranjeros y del saqueo de sus riquezas naturales.
La amenaza de los aranceles a México (y a otros países) se ha hecho efectiva con el argumento o pretexto de la migración, del tráfico de drogas y de las relaciones comerciales de México con China, que no gustan a Trump. Pero, realmente lo que está haciendo Trump, el imperio y el llamado estado profundo, que realmente gobierna Estados Unidos a través de un monigote supermillonario llamado Donald Trump, es apropiarse de riquezas a través del despojo de otras tierras del mundo, posicionarse en otras regiones donde pueda atrincherarse y volver a tener poderío. En esa tesitura, México es un bocado apetitoso, y está a la vuelta de la esquina.
Apenas el miércoles 16, Donald Trump ha declarado que: “Los cárteles de la droga tienen un control muy fuerte sobre México” y dice: “no podemos permitir que eso suceda”. Ya antes había declarado a los cárteles de narcotráfico mexicanos, como organizaciones “terroristas” globales. (El Universal). Ha señalado que “Los cárteles del narcotráfico tienen un “fuerte control” sobre México y que es algo que su país no puede permitir”.
Agregó que: “Las autoridades mexicanas están petrificadas. Les aterra ir a sus oficinas. Les aterra ir a trabajar porque los cárteles tienen un tremendo control sobre México, los políticos y las personas que son elegidas”. En los últimos meses, Trump ha dicho varias veces que los narcotraficantes dominan México.
En febrero, en el documento por el que imponía 25% de aranceles a las importaciones desde México, señaló que “las organizaciones mexicanas del narcotráfico tienen una alianza intolerable con el gobierno de México. El gobierno de México ha proporcionado refugios seguros a los cárteles para que se dediquen a la fabricación y el transporte de narcóticos peligrosos, que en conjunto han provocado la muerte por sobredosis de cientos de miles de víctimas estadounidenses. Esta alianza pone en peligro la seguridad nacional de Estados Unidos y debemos erradicar la influencia de estos peligrosos cárteles”.
Según algunos analistas, las relaciones entre México y E.E.U.U están deterioradas por la influencia de los cárteles mexicanos y el trasiego de drogas a ese país: “Esto se debe sobre todo a la herencia que dejó el mentor político y antecesor de Sheinbaum, Andrés Manuel López Obrador. Él dio rienda suelta a los cárteles con su política bautizada como “abrazos no balazos”, y mantuvo relaciones amistosas con el cártel de Sinaloa… Sheinbaum saca la retórica nacionalista, pero no tiene mucho margen de maniobra, consideran analistas” (DW).
Por ejemplo, Rubén Aguilar (exvocero de Fox), doctor en ciencias sociales de la Universidad Iberoamericana y profesor de ese centro académico, calcula que “unos doce gobernadores del partido gobernante Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) tienen algún lazo con el crimen organizado. “El Gobierno de EE.UU. lo tiene muy claro, y va a usar esa información para presionar a la presidenta, pero sin desestabilizar a su gobierno”, considera (DW).
Ante esta grave problemática, algunas reflexiones que espero sean de utilidad:
Primero: es cierto que nuestro país vive una crisis terrible de inseguridad y violencia, agudizada, como lo hemos mencionado en otras ocasiones, desde el gobierno de López Obrador que, con su política de “abrazos y no balazos” daba protección de facto a la delincuencia organizada; ha sido el sexenio más sangriento de la historia reciente de México y la violencia sigue imparable, teniendo como víctimas a miles de mexicanos inocentes.
Segundo: Donald Trump está usando como pretexto el tráfico de drogas a su país para preparar una intervención en México, y me temo que no sea pacífica; seguramente, como lo vemos en el mundo, usando su inmenso poderío militar. Aquí caben algunas preguntas: ¿quién recibe y distribuye la droga en E.E. UU? ¿Qué capo gringo está detenido?
Tercero: la política del presidente de Estados Unidos evidencia claramente el deterioro del imperio gringo. La amenaza del imperialismo es en este momento más peligrosa que nunca. La crisis inevitable (e irreversible) en que se encuentra el imperialismo le obliga a echar mano de los peores recursos y atrocidades, cebándose en los pueblos más débiles y, sobre todo, desorganizados; la embestida del imperialismo yanqui está más que anunciada.
México es un pueblo despolitizado, al que no se le habla de política y de geopolítica y, por lo tanto, propenso a la manipulación; un pueblo al que se ha dividido y sometido, con cierta dosis de ingenuidad, a una política receptora de apoyo monetario: recibir dádivas oficiales, pero sin resolver de fondo los graves problemas por los que atraviesa; no se le está informando verazmente ni llamando a adquirir conciencia de los peligros que le acechan. Y esta situación debe cambiar, porque de lo contrario no habrá manera de defender esta patria, que es la única que tenemos. Debemos tener conciencia del peligro que corremos y sumar voluntades y fuerza social organizada para defender este pedazo de mundo; ser patriota es buscar, luchar por una patria justa: que alimente a todos sus hijos, los eduque y dé salud, trabajo, vivienda, vestido; ser patriota significa defender nuestra cultura y nuestra idiosincrasia.
Pachuca, Hidalgo, a 19 de julio de 2025

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