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BLOQUEOS CARRETEROS ANTE DEMAGOGIA Y DESATENCIÓN GUBERNAMENTAL

Por: Guadalupe Orona Urías

Durante los últimos días los hidalguenses hemos sido testigos, y en algunos casos víctimas, de múltiples manifestaciones públicas de inconformidad y de bloqueos a distintas vialidades del estado, la mayoría como consecuencia de asuntos y problemas de la población no atendidos, algunos por años y otros más recientes, y que atañen directamente a la inacción de la actual administración estatal; solamente del martes  11 al viernes 21 de junio, vivimos 10 bloqueos y dos mítines:

1) Ejidatarios y productores agrícolas del Valle del Mezquital mantuvieron bloqueadas las carreteras Progreso-Francisco I. Madero y la vía Actopan-Pachuca en defensa de las aguas negras de riego para sus cultivos.

2) Se manifestaron estudiantes y padres de familia de la Universidad Politécnica de Francisco I. Madero, quienes defienden sus instalaciones ante la amenaza de despojo por parte de las autoridades educativas del estado y de la federación, así como su derecho a la educación.

3) Ejidatarios de Hidalgo, Puebla y Tlaxcala mantuvieron un bloqueo ¡de 80 horas! En el Arco Norte, en demanda del pago de indemnización por las tierras ocupadas para construir dicha vía.

4) Pacientes y familiares de la clínica 36 de especialidades del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) de Pachuca bloquearon la carretera México-Pachuca, para exigir se les respete su adscripción y no sean enviados hasta Zumpango, Estado de México, para recibir su tratamiento de hemodiálisis.

5) El martes 18 de junio, el bloqueo fue realizado en Tula de Allende por vecinos que exigían agua potable.

6) El miércoles 19, alumnos, maestros y padres de familia arribaron a palacio de gobierno en exigencia del pago a profesores del bachillerato “Coronel Nicolás Romero”, salarios bien remunerados para profesores de distintas instituciones de nivel básico, construcción de escuelas y otorgamiento de Claves de Centro de Trabajo.

 Y, el jueves 20, hubo cinco bloqueos: “uno de ellos fue en la carretera México-Pachuca, a la altura de Zapotlán, donde personas cerraron ambos sentidos, solicitando que no se impusiera a un ganador de las elecciones del pasado 2 de junio” (Criterio Hidalgo). También dicho diario da cuenta de que: “A la par, padres de familia de la  primaria Manuela Vargas, en San Guillermo, Mineral de la Reforma, solicitaron la intervención de autoridades de la Secretaría de Educación Pública de Hidalgo (SEPH) por supuestos malos manejos de la directora de la institución…”

Y, en demanda de que el gobierno morenista les cumpla la promesa de la construcción del albergue estudiantil, los normalistas de El Mexe realizaron dos bloqueos en la zona metropolitana de Pachuca; el último bloqueo de ese  día fue  en la vía federal México-Tampico, por pobladores de las comunidades San Salvador y Toctilán, Tlanchinol, por falta de obras.

Casi para finalizar la semana, el viernes 21, se realizó un bloqueo por parte de vecinos del sur de la capital, en la carretera México-Pachuca, a la altura de la Casa de la Tercera Edad, debido a la invasión por parte de la UNTA (organización “aliada” del gobierno morenista) de un terreno de área común destinado a obras sociales. En fin, como bien señaló el diario antes mencionado: “Los bloqueos carreteros se han vuelto la única forma en que autoridades de los tres órdenes de gobierno atiendan alguna inconformidad ciudadana”. Es decir, no resuelven ni atienden ningún asunto porque lo consideren su obligación o por voluntad o sensibilidad social y política ante los problemas de los ciudadanos.

Decía en mi colaboración anterior que no tenía lógica el triunfo arrollador de Morena y sus candidatos si lo confrontamos con la realidad imperante en nuestro país, pues las cosas no han ido mejor para la inmensa mayoría de los mexicanos en este sexenio que está por concluir, como lo demuestran los hechos aquí narrados. Expuse mis razones y también las documenté con los datos oficiales existentes; asimismo,  trate de explicar las posibles causas de dichos resultados, esgrimiendo dos fundamentales (no las únicas): “la entrega masiva de apoyos monetarios a más de 30 millones de mexicanos”, que es y sigue siendo una forma de comprar conciencias y votos, ahora más coercitiva y descaradamente.

Y la segunda, y más importante: “la causa fundamental subyacente a las demás es la falta de una organización propia del pueblo y la carencia de educación política, que le impide advertir el monumental engaño. Víctima de una ilusión, no distingue aún al neoliberalismo disfrazado de “amigo de los pobres”. En resumen, no fue por convicción que tantos votaron por Sheinbaum, sino por manipulación del gobierno, las esferas empresariales y el imperialismo, aunada al temor de los beneficiarios de programas sociales a perderlos”.

Y la incongruencia y la verdad aparecen a todas luces en nuestra realidad circundante para abofetear a aquellos que dicen que el pueblo mexicano está “feliz, feliz, feliz”, y para demostrar que la compra de votos, la intervención del Estado con todo su poder y recursos y la falta de conciencia política en un número muy importante de mexicanos le hicieron el trabajo a Morena y a sus candidatos. Pues, ¿no es una incoherencia que si la mayoría de los mexicanos están felices con el gobierno de la 4T, en el país, y en Hidalgo en particular, existan tantos síntomas de inconformidad y de irritación social?

Al hablar con cualquier ama de casa la queja permanente y el enojo es que, simplemente, el ingreso obtenido por su trabajo ya no alcanza ni para comer, que día a día se incrementan los precios del gas, de la luz, de los útiles escolares, etc.; e igualmente, la irritación se deja sentir ante el deterioro de los servicios públicos y de salud y ante la falta de atención efectiva a la población, quienes consideran que se recurre mucho más a la demagogia y a la mentira para negar soluciones efectivas a los problemas de la población.

Considero que las marchas, mítines y bloqueos de vialidades que se han presentado en la entidad durante los últimos días son muestra precisamente de esa desatención, de la demagogia y la mentira que hoy, más que antes, se han vuelto fórmula para gobernar sin atender y sin resolver, si no, ¿cómo podemos concebir tanta gente manifestando su inconformidad en la calle? Si a esos ciudadanos, que se ven obligados a salir a manifestarse dejando sus labores cotidianas y sufriendo todas las inclemencias del clima, se les hubiera atendido y resuelto en justicia, segura estoy que no habrían tenido necesidad de tomar las calles o carreteras de la entidad.      

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