¿Qué es el Síncope y qué lo genera?
El síncope es un episodio que se caracteriza por una pérdida transitoria de la conciencia, que ocurre de manera súbita, tiene una corta duración y se recupera casi de inmediato. Es un evento común que puede ser alarmante, tanto para quien lo sufre como para quienes lo presencian. En la mayoría de los casos, este desmayo se debe a una reducción temporal del flujo sanguíneo al cerebro, lo que provoca que la persona pierda el conocimiento por unos segundos.
¿Qué provoca un síncope?
El síncope puede ser desencadenado por diversos factores. El 80% de los casos están relacionados con estímulos emocionales o físicos, como el estrés, la ansiedad, el miedo, estar de pie durante mucho tiempo o encontrarse en lugares cerrados y poco ventilados. Estos factores pueden causar una disminución en la frecuencia cardíaca y, por ende, una caída de la presión arterial, lo que reduce el flujo sanguíneo al cerebro y provoca el desmayo.
Además, otros factores como levantarse de manera súbita, ver sangre o incluso durante una transfusión, pueden desencadenar un síncope. En un menor porcentaje de casos, alrededor del 20%, el síncope puede estar relacionado con problemas cardíacos, como alteraciones estructurales del corazón o arritmias.
¿Qué hacer ante un síncope?
Si presencias un episodio de síncope, es importante actuar rápidamente. Lo primero que se debe hacer es colocar a la persona en posición horizontal para ayudar a restablecer el flujo sanguíneo al cerebro. Esto suele estabilizar a la persona y evitar complicaciones adicionales.
Una vez que la persona se ha recuperado, es fundamental que busque atención médica para determinar la causa del síncope. Los profesionales de la salud realizarán una historia clínica detallada y pueden requerir estudios complementarios, como un electrocardiograma o un ecocardiograma, para descartar problemas cardíacos.
Prevención y seguimiento
Para aquellas personas que experimentan síncopes relacionados con factores emocionales o físicos, es recomendable adoptar ciertas medidas preventivas. Esto incluye mejorar la alimentación, hacer actividad física (especialmente para fortalecer las piernas), y en algunos casos, agregar un poco más de sal a la dieta si se padece de presión baja.
En casos donde el síncope es de origen cardíaco, puede ser necesario un tratamiento más especializado, como la colocación de un marcapasos o la realización de una cirugía. Estos pacientes requieren un seguimiento cercano con especialistas en Cardiología.
En resumen, aunque el síncope puede parecer un evento aterrador, con el manejo adecuado y la atención médica oportuna, es posible prevenir complicaciones y mejorar la calidad de vida de quienes lo padecen. Si experimentas desmayos frecuentes, no dudes en consultar a un profesional de la salud para recibir la atención adecuada.
El IMSS alerta síntomas del síncope a fin de recibir atención oportuna, en situaciones de estrés.