Después del accidente donde estalló el reactor número cuatro de Planta nuclear de Chernóbil el 26 de abril de 1986, la población de ese lugar tuvo que ser evacuada por las fuertes cantidades de radiación que había en el ambiente. A casi más de tres décadas de lo sucedido, algunas especies sobrevivieron y lograron adaptarse a las condiciones ecológicas de la zona.
Un estudio de la Universidad Estatal de Moscú muestra que los canes son distintos, pero la explosión de vida que ha tenido la zona cuestiona que se deba a la radiación. El análisis genético de los perros que hay cerca de la central nuclear de Chernóbil en Ucrania muestra que son diferentes. Pero no hay pruebas de que se deba a la radiación. Un estudio realizado a más de 300 canes asilvestrados indica que la afinidad genética cambia según aumenta la distancia con el reactor número 4.
Sin embargo, estas diferencias podrían deberse a causas que no tienen nada que ver con la liberación de material radiactivo o que sus niveles sean dañinos a largo plazo. De hecho, la zona está siendo testigo de una brutal explosión de vida salvaje.