En los últimos años, la Ciudad de México ha visto un aumento en la población de pericos monje argentinos, una especie originaria de América del Sur que fue introducida como mascota exótica en México. Aunque la reproducción de esta especie se ha convertido en una plaga en algunas áreas, también ha generado un interés en la conservación de estas aves.
Los pericos monje tienen un cuerpo pequeño que mide en promedio 30 cm y pesa menos de 150 gramos. Su plumaje es de un color verde brillante con tonos azulados en las alas y pecho gris. Estas aves anidan a alturas de 10 metros y su nacimiento se da durante el verano.
A pesar de que los pericos monje son hermosos y llamativos, su reproducción masiva ha generado preocupación en algunas áreas de la Ciudad de México. La puesta en libertad de estos animales ha permitido su adaptación al ambiente urbano, lo que ha llevado a la formación de colonias en diferentes partes de la ciudad.
Para abordar el problema de la reproducción invasora de los pericos monje, algunas alcaldías de la Ciudad de México han establecido santuarios para esta especie, como la alcaldías Azcapotzalco y Gustavo A. Madero, quienes hacen su mayor esfuerzo para intentar contener el crecimiento demográfico en la zona.
Aunque el perico monje sigue siendo una especie exótica en México, su presencia en la Ciudad de México está siendo cada vez más común. Como resultado, es importante que se lleven a cabo iniciativas de conservación para proteger a estas aves y su hábitat.